Mamá de Teo | Adaptaciones | Autismo

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Inicios de su vida social

El primer consejo de todos los terapeutas que visitamos era que comience a ir a un jardín infantil. Yo siempre fui de la idea de que no iba a poner a mi hija en un jardín hasta que hable, para que me pueda contar lo que pasaba, pero al parecer eso iba a tardar mucho más de lo esperado.
Comenzamos a buscar jardín, creo que me contacté con mas de 10 y ninguno nos aceptó, recuerdo algunas frases claves que me dijeron: “¿que hace su hija?. ¿que es autismo?. Mejor llévela a un centro especializado. No sabemos nada de autismo. Solo recibimos niños con síndrome de down. Ya tenemos una niña en silla de ruedas, no podemos recibir otra niña con problemas” y el típico “No tenemos cupo“.
Fue duro, ya que era mi primer encuentro con la realidad que nos esperaba, hasta que un día escribí a un jardín, ya sin esperanzas, solo lo hice por si acaso y la directora me respondió: “Estaríamos encantadas de conocer a tu hija”, solo eso necesitaba: La Oportunidad!. Que la conozcan, que vean que no es un ser extraño, que es una niña que necesita un espacio en este mundo.
Llevamos a Teo, conversamos con la directora y quedamos en que empiece a ir en verano, cuando habían menos niños. Al principio fue difícil, Teo era la primera niña con NEE que tenían en el jardín y nunca se había separado de mi, yo estuve en la sala por harto tiempo apoyando a las tías para que aprendan a manejar las conductas de Teo, luego decidimos entre todos que lo mejor sería una tutora y puedo decir que fueron 3 años maravillosos, Teo hizo muy lindas amigas, las niñas se peleaban por sentarse a su lado a la hora de la colación, hasta había un “enamorado“, las niñas me decían que Teo era su mejor amiga, las tías la querían mucho, hasta el día de hoy se acuerda con mucho cariño de su tía Vero, Ali, Marisol y a quien más quiso, su tía Mile.
Nos fuimos encontrando con obstáculos, pero todo se fue arreglando en el camino, Teo participó de las presentaciones, hizo ahí su primera disertación sobre los animales, hizo su primer baile y aunque parezca increíble para un niño con autismo, hizo amigas! que hasta el día de hoy conserva.

Ese fue el real inicio de socialización de mi Teo, estaré por siempre agradecida al Jardín Infantil Crayones por habernos dado la oportunidad, por haber querido trabajar con nosotros en equipo y aunque tuvieron miedo al principio, fue todo un éxito. Desde entonces el jardín comenzó a recibir más niños con NEE, lo cual es fantástico, ya que pasamos por ahí y dejamos nuestro granito de arena para todos los niños que vendrían después.

Para Teo fue muy difícil el termino del jardín, ella entendió perfectamente que ya no habría mas jardín, de que ya era hora de ir a un colegio, en donde no estarían sus amigas, sus tías, donde la rutina sería otra. Teo se sentaba en el sofá y lloraba, era un llanto como del alma, recuerdo que levantaba sus lentes y se limpiaba sus lagrimas, con muchísima tristeza, pensé que mi niña estaba entrando en depresión, pero poco a poco fue pasando esta pena, duró dos semanas así, preguntaba por sus tías, por cada uno de sus compañeros, fue tan difícil, pero al mismo tiempo me di cuenta que mi hija con Autismo había creado lazos fuertes, que le afectaba dejar a sus amigas, que todo eso que dicen que los niños con Autismo no sienten es mentira! ellos sienten y demasiado! Mi niña estaba teniendo una pena como cualquier otro niño, no era indiferente, no estaba en su mundo… Eso fue un sentimiento muy especial para mi, por un lado verla triste y por otro, saber que esa tristeza era una respuesta positiva y normal, que necesitaba ser canalizada y vivida.

Aveces todo lo que necesitamos es la voluntad, de querer darle un lugar a un niño que merece las mismas oportunidades que cualquier otro. Teo quedó marcada con su jardín y les aseguro que nunca en la vida se olvidará de las experiencias que allí vivió.